El miércoles 12 de junio en el Hotel Plaza El Bosque Nueva Las Condes, se llevó a cabo el cuarto desayuno del Club CIO de este 2019. Roberto Contreras, Magister en Innovación de la Universidad Adolfo Ibánez y Subgerente de informática de Clínica Alemana de Santiago presentó la charla “Internet de las cosas (IoT) aplicado a la Salud, monitoreo continuo de los pacientes”. Este proyecto fue ganador de la categoría “Innovación y Nuevas Tecnologías” en la Premiación Club CIO 2018.El cuarto desayuno comenzó con una breve presentación de Jaime Antonio Durán, representante de ST. Durán expuso el problema que enfrentan los CEO de las empresas al tener que ser responsable de diferentes tareas, dejando así sólo un 35% del tiempo en promedio para prácticas de innovación. Por lo mismo, ST se presenta como un partner en la administración de los servicios, contribuyendo en la transformación digital y actividades operativas de las empresas.
Prosiguió la presentación de Roberto Contreras, subgerente de informática de Clínica Alemana de Santiago, donde presentó su experiencia práctica en un proyecto que vincula el internet de las cosas y el cuidado de la salud. La primera fase de su investigación consistió en entender que los factores que afectan la salud son: la conducta (50%), el ambiente (20%), la genética (20%) y el acceso a los servicios de salud (10%). Paralelamente, las personas tienden a acceder a la medicina siempre de manera reactiva (es decir, ante un dolor o molestia) en vez de hacerlo preventivamente.
Analizar los hábitos y la conducta conduce a la medicina preventiva, que a largo plazo tiene mayores beneficios para las personas. El proyecto de Clínica Alemana utiliza la tecnología y el internet de las cosas como herramientas esenciales para el desarrollo de la medicina preventiva.
En el área de la salud se ocupan sensores para realizar seguimiento del comportamiento de los pacientes. Los sensores pueden registrar desde los pasos caminados, el ritmo cardiaco, calorías quemadas, el uso de medicamentos, etc. Estos sensores se clasifican en cuatro tipos; los wearables (usables), como el iwatch; el ingestibles (ingeribles) como las píldoras inteligentes, que permiten monitorear el consumo de fármacos; los schockables que producen pequeñas descargas de electricidad para favorecer una buena postura de espalda o que actúan frente al dolor muscular; y los trainables, que son actúan como sensores de la biomecánica del cuerpo.
Si bien los sensores pueden entregar datos factibles sobre la conducta, enfrentan un problema similar cuyo factor es humano: las personas que deciden utilizar sensores, los utilizan 3 meses en promedio. Esta cantidad de tiempo no es suficiente para realizar diagnósticos preventivos o seguimientos significativos. Es por ello que el uso del sensor necesita, además, el compromiso e incentivos al usuario, así también debería contar con una figura que realice el seguimiento correspondiente al paciente.
Contreras explica que el monitoreo a los pacientes se inició como parte de los programas “Vivir liviano” y “Alemana Sport”. Los pacientes aceptan usar sensores y los datos obtenidos pasan a una ficha médica que termina en manos del médico tratante.
La ruta seguida por el equipo consistió en mapear las diferentes marcas y equipos de sensores que utilizan los pacientes, ya que gran parte de ellos ya contaba con el equipo al iniciar el programa. El paciente debía autorizar a la clínica para el uso de sus datos a través de la app Fitbit. A su vez, los pacientes podían revisar su monitoreo a través de la web de clínica o de una app en su smartphone. Esta etapa involucró alianzas con empresas de ciberseguridad para la protección de datos de los usuarios, no sólo desde el punto de vista informático, sino también desde la ética médica.
Una vez que se logran vincular los equipos y el paciente entrega su autorización, los datos pasan a la clínica para iniciar la fase de seguimiento. Los doctores acceden a una plataforma web donde pueden ver distintos grupos de pacientes (agrupados según variables especificas) o analizar la rutina diaria de un usuario en particular. Es decir, cuando el paciente entra a su consulta médica, el doctor ya cuenta con los datos e información sobre la persona. Los sensores y sus datos actúan como la voz del cuerpo, y se evita cualquier omisión de información por parte de los pacientes. El sistema también permite alertar irregularidades como la falta de actividad o inactividad de un paciente.
Contreras afirmó que si bien han logrado manejar la tecnología en el rubro de la salud y procesar los miles de datos sobre el comportamiento de los usuarios que generan estos sensores, el proceso de Data Science y las acciones derivadas de éste aún están en desarrollo. Sin embargo, es optimista al pensar un futuro donde los diagnósticos médicos puedan ser basados en el Big Data y que esto permita una optimización del sistema de salud, el trato con los pacientes y la calidad de vida de las personas.
Puede revisar las fotografías del evento y las presentaciones en los siguientes enlaces: